Celebramos el Dia Mundial contra la Corrupcion con un articulo de....
Juan
Miguel del Cid Gómez
Profesor
de Economía Financiera y Contabilidad
Presidente de Honor de INBLAC |
La pregunta
que podemos hacernos es si los bancos hacen lo suficiente para identificar el
dinero procedente de la corrupción que circula a través del sistema financiero
mundial. La opinión pública y distintas organizaciones no gubernamentales han
pedido reiteradamente un nuevo enfoque por parte de los gobiernos para
identificar y sancionar a los bancos que no cumplen con sus obligaciones de identificar
a sus clientes y sus fuentes de riqueza, especialmente a los clientes que sean políticos
y altos funcionarios.
Hace varios
años, la organización Global Witness reveló que bancos como HSBC, Barclays,
NatWest, RBS y UBS habían aceptado millones de libras de políticos nigerianos implicados
en sobornos. Otra banco como Barclays permitió a Teodorín Obiang, hijo del
presidente de Guinea Ecuatorial, comprar obras de arte por valor de 18 millones
de euros procedentes de una subasta de bienes del fallecido Yves Saint Laurent.
Teodorín declaraba por entonces un
salario de aproximadamente 6. 000 dólares al mes como ministro en el gobierno
de su padre, sin embargo, era conocido por su gusto por el lujo, lo que incluía
la propiedad de una mansión en California valorada en 35 millones de dólares.
La Financial
Services Authority (FSA), autoridad financiera reguladora de Gran Bretaña, tras
un estudio de las prácticas de debida diligencia de las entidades financieras
de ese país, concluyó que tres cuartas partes de los bancos analizados no
estaban haciendo lo suficiente para establecer la legitimidad de la fuente de
riqueza de sus clientes y una tercera parte de estos bancos no hacía lo
suficiente para identificar a las personas políticamente expuestas.
Ante este
panorama, es evidente que queda mucho camino para impedir que el dinero de la
corrupción circule a través del sistema financiero con total impunidad. Las
legislaciones contra el blanqueo de capitales deben ser aplicadas con el mayor rigor, aunque supongan una merma del
negocio bancario. A fin de garantizar que el dinero que manejan está limpio, las
entidades financieras y los reguladores deberían aplicar tres principios clave:
1) Si un banco
no puede conseguir que sus clientes que son políticos de alto nivel expliquen
sus fuentes de riqueza, entonces debe rechazar el dinero. Los políticos de alto
nivel deben ser capaces de explicar cómo han obtenido sus activos legítimamente,
sobre todo si hay una diferencia significativa entre su sueldo oficial y su
riqueza real.
2) Los bancos
y los gestores de inversiones deberían revelar todos los detalles de los
activos estatales que administran. En una dictadura, donde un individuo, o un
pequeño grupo de personas, ejercen un poder casi total, hay una línea muy
delgada que separa el Estado y las inversiones personales.
3) Debería
obligarse a que los registros nacionales recojan los datos del beneficiario
real o de la persona que en última
instancia controla una empresa o un trust. Los políticos corruptos suelen ocultar
su identidad, y por lo tanto sus activos, detrás de empresas pantalla y
estructuras jurídicas complejas opacas. Esto hace que sea muy difícil para los
bancos averiguar quién controla realmente los activos.